Becas para tratamiento psicológico para mujeres.

Muchas mujeres, cada día, nos escriben emails expresando situaciones como estas:

" Señoras, me dirijo a ustedes porque estoy desesperada y no sé qué hacer. Hoy quise suicidarme y no es la primera vez que deseo hacerlo. No tengo trabajo y vivo con mis padres. Me gustaría ir a su fundación y que me ayuden ya que siento que estoy a un paso de la locura." (V.M.)

"¿Qué puedo hacer para acudir con ustedes y que me ayuden? Porque ya no aguanto más mi situación. Me siento muerta en vida. Tengo miedo de que un día de éstos me mate." (A. J.)

"Necesito ayuda, por favor. Mi marido se separó de mí hace unos meses y no lo he superado. Estoy hundida y no sé cómo salir. Siento que estoy perdiendo la vida." (M. S.)

Recuperar a las mujeres de ese estado, algunas al borde del suicidio, suponía en último extremo, salvar sus vidas, la de ellas, la de sus hijos o la de toda su familia. Y ese ha sido nuestro objetivo desde entonces.

La fórmula de nuestro éxito se debió a hacer comprender a las mujeres, que para curarse era esencial y necesaria su participación activa. Con ésta fórmula muchas mujeres han cambiado sus vidas, ahora son más libres, más sabias, menos rígidas, menos violentas, piensan, se interrogan, consultan, esperan hasta saber qué hacer, y ya no aceptan gato por liebre. Conseguir transformar el sufrimiento en fuerza creadora que fecunda, siempre ha sido el objetivo de nuestro método de cura.

Desde que iniciamos éste hermoso y nada fácil trabajo han pasado 30 años. Hemos ayudado a salir de su encierro a más de doce mil mujeres de todas las edades, pero la salud mental de las mujeres no ha ido mejorando con cada generación sino que, paradójicamente, va empeorando al mismo tiempo que empeora sus condiciones económicas, laborales y familiares. Igualmente, las ayudas institucionales han ido disminuyendo y cada vez contamos con menos medios, pero conservamos la misma ilusión e igual fuerza de los inicios. Por eso, necesitamos tu ayuda para conseguir que, a través de ésta iniciativa de creación de becas, mujeres vulnerables y sin medios, lleguen a tener una vida digna con la misma oportunidad de curarse. Sabemos por experiencia que si salvamos a una mujer de la oscuridad y tristeza de una vida acuciada por la soledad, también salvamos a una familia entera. Así nos lo hacen saber padres e hijos agradecidos. Llevar algo de felicidad a éstas familias, merece la pena.

Para encontrar el origen de la Fundación Anna O. tenemos que llegar hasta 1992, cuando se crea la Asociación de Mujeres para la Salud Anna O., con la psicóloga y psicoanalista Carmen Ruiz del Castillo como presidenta, quién desarrolla un programa pionero alternativo a la salud mental de las mujeres que en ese momento sufrían el estigma social de ser víctimas de agresiones junto a un cuadro completo de síntomas derivados del maltrato desde la infancia. Este programa de Asistencia Integral a Mujeres en Crisis o en Dificultad Social, no solo fue novedoso por el abordaje terapéutico de acompañar a las mujeres en su proceso de cura con otras mujeres en grupo, sino que el tratamiento se diseñó con una metodología propia inspirada fundamentalmente, en el psicoanálisis.

En 1998, la presidenta considera que una figura jurídica distinta a la de asociación daría mayor protección y cobertura a su iniciativa y crea la Fundación Anna O., con los mismos valores y objetivos y con un programa ya consolidado por el que habían pasado miles de mujeres. Un programa que crecía y que ya tenía, en 2007, un centro propio donde desarrollarse con instalaciones adecuadas en el centro de Málaga.

Cuando en Marzo de 1993 abrimos el servicio, un tropel de mujeres llamaron a nuestra puerta, tal era la necesidad de ser escuchadas, mujeres que permanecían calladas ante su sufrimiento, pero mujeres que ya llevaban décadas reclamando una solución a sus problemas, que ni la sociedad ni el sistema sanitario les ofrecía. Estas mujeres llegaban desesperadas, sumidas en tal depresión y ansiedad que no veían salida a su situación en tanto que la vida, para ellas, no tenía sentido.